miércoles, 25 de junio de 2014

7 millonarios que primero fueron pobres

Algunos de los más ricos del mundo comenzaron desde abajo y construyeron su propia riqueza; Larry Ellison, George Soros y Oprah Winfrey son algunos ejemplos de perseverancia en los negocios.

Jan Kum

Jan Kum tenía 16 años cuando emigró a Estados Unidos desde Ucrania con su madre. Los dos lucharon por adaptarse a su nuevo país, y tuvieron que depender del apoyo del Gobierno para sobrevivir.
Kum aprendió por sí mismo sobre redes informáticas cuando era adolescente, y de adulto cofundó la aplicación de mensajería WhatsApp, que Facebook compró este año por 19,000 millones de dólares. Él firmó el papeleo para el acuerdo con Facebook en la puerta de la oficina de asistencia social donde alguna vez consiguió cupones de alimentos.

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 Zhang Xin

SOHO China es una de los desarrolladoras de bienes raíces más exitosas de ese país, y Zhang Xin está a la cabeza de todo.
Zhang vivía en la pobreza cuando era adolescente, y trabajaba en empleos manufactureros mal remunerados en fábricas de juguetes y productos electrónicos en Hong Kong. Le tomó cinco años ahorrar suficiente dinero para un boleto de avión a Londres y un curso de inglés. Una vez en Inglaterra, estudió en la Universidad de Cambridge y después entró a trabajar a Goldman Sachs en Nueva York. “Todo el mundo viene de ninguna parte, eso es lo que sucede en China”, dijo a CNN el año pasado.

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Howard Schultz

El presidente ejecutivo general de Starbucks creció en una residencia pública en Brooklyn, NY, con sus padres y hermanos. Su madre, que no terminó la escuela preparatoria, impulsó a sus hijos a creer en su capacidad para tener éxito.

El padre de Schultz, un conductor de camiones, alentó el amor de su hijo por los deportes. Y después de conseguir una beca de futbol de la Northern Michigan University, Schultz se convirtió en la primera persona de su familia en ir a la universidad.

“Resultó que no era tan buen jugador de fútbol como pensaba, y al final terminé por no jugar en absoluto”, escribió Schultz en su libro Pour Your Heart Into It: How Starbucks Built a Company One Cup at a Time.

Para pagar la escuela, sacó préstamos, trabajó como cantinero e incluso alguna vez vendió su sangre.
Acabó como empleado de Starbucks en la dirección de mercadotecnia en 1980, y con el tiempo ascendió hasta ser su jefe. Bajo su liderazgo, la pequeña cadena de cafeterías de Seattle se convirtió en la mayor compañía de cafeterías del mundo, con 5,500 cafeterías en 50 países; y contando.

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George Soros

George Soros sobrevivió a la ocupación nazi en su nativa Hungría durante la Segunda Guerra Mundial y emigró a Inglaterra en 1947.

Logró estudiar en la London School of Economics mientras hacía trabajos ocasionales como lavavajillas y pintor de casas. Cuando era mesero, se le dijo que si trabajaba duro, algún día podía convertirse en ayudante del jefe de meseros, de acuerdo con una biografía de Soros, escrita por Michael T. Kaufman.

Soros no se quedó mucho tiempo como mesero. Se convirtió en financiero, y, en 1992, ganó 1,000 millones de dólares de una sola vez cuando apostó contra la libra esterlina en un día conocido como el Miércoles Negro. Ahora como ciudadano estadounidense, vale miles de millones de dólares y dona generosamente a varias causas.

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Oprah Winfrey

Esta superestrella y magnate de los medios no necesita presentación. Pero es fácil olvidar que la reina de los talk shows tuvo un comienzo muy humilde.

Winfrey nació en 1954 de una madre soltera adolescente en las zonas rurales de Mississippi. Sus primeros años involucraron numerosas dificultades, incluyendo un abuso sexual y un embarazo a los 14 años. El bebé, que era prematuro, no sobrevivió.

La inteligencia y las habilidades de comunicación de Winfrey brillaron a una edad temprana: ella se inició en la radio cuando era adolescente, y luego obtuvo su propio programa de televisión a los 32. Condujo el The Oprah Winfrey Show durante 25 años. Más tarde fungió como presidenta ejecutiva de la red nombrada en su honor Oprah Winfrey Network, la cual se encuentra disponible en 80 millones de hogares.

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Larry Ellison

El fundador de Oracle, un desertor universitario, es ahora uno de los hombres más ricos del mundo.

Hijo de una madre soltera adolescente en la ciudad de Nueva York que no podía cuidar de él, Ellison fue adoptado por familiares cuando todavía era pequeño y se mudó a la zona sur de Chicago. Su padre adoptivo era un inmigrante ruso pobre que le dijo a su hijo que nunca llegaría a ser nada, de acuerdo con una biografía de Ellison escrita por Mike Wilson.

Después de que su madre adoptiva murió, Ellison abandonó la universidad y se fue a California, donde saltó de un trabajo a otro. El ha dicho que “tenía todas las desventajas necesarias para el éxito”, y fundó su empresa de base de datos, Oracle, en 1977.

Como admirador de la cultura japonesa, su frase favorita es atribuida a Genghis Khan, quien dijo: “No es suficiente que yo tenga éxito. Todos los demás deben fracasar”.

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Jeff Bezos

El presidente ejecutivo de Amazon mostró aptitudes para la mecánica cuando era un bebé, al tratar de desarmar su propia cuna. Se enfocó a la construcción durante casi toda su vida. Su gigante minorista en línea hoy vale miles de millones de dólares.

Bezos trabajó en McDonald's durante un verano cuando era un adolescente. Para el año siguiente, se le había metido el gusanito emprendedor y comenzó un campamento de verano para niños que querían aprender acerca de ciencia. Cobró 600 dólares a cada uno de los seis niños del vecindario que se inscribieron.

Y aunque ahora es un multimillonario, Bezos trabajó duro cuando era niño en el rancho de su abuelo “colocando tuberías, vacunando al ganado y reparando molinos de viento”, de acuerdo con una entrevista del Seattle Times.

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Información de CNN Expansión.

martes, 24 de junio de 2014

El mensaje oculto de explotación que una clienta encontró en un vestido de Primark

Una joven de Gales descubre un texto de auxilio cosido a una prenda que compró en la cadena irlandesa.


dentro Primark
Rebecca Gallagher muestra la etiqueta cosida en el vestido.
Foto: Imagen vía South Wales Evening Post

ELPAÍS. Rebecca Gallagher, una joven de Gowerton (Gales), no podía creer lo que encontró cuando buscó las instrucciones de lavado del vestido con estampado floral que había comprado en un local de la cadena Primark en Swansea por apenas 12 euros. Allí encontró cosido y escrito a mano el siguiente mensaje "Obligados a trabajar durante horas agotadoras". El SOS que supuestamente ha lanzado un trabajador anónimo de la firma de moda low cost ha dado la vuelta al mundo. "No quiero ni pensar que mi top del verano puede estar hecho por una persona agotada trabajando duro durante horas en alguna fábrica de explotación en el extranjero", explicó Gallagher respecto a su hallazgo al South Wales Evening Post. "No tengo ni idea de quién lo puso allí pero ha desbaratado mis argumentos. Me hace pensar que ha sido una llamada de auxilio, para que los británicos sepamos qué está pasando allí", añadió.

La joven de 25 años llamó a la firma para alertar de su hallazgo, pero ha sido la repercusión mediática de la noticia la que ha ha hecho mover ficha a la compañía. Tal y como recogía el Telegraph hace unas horas, un portavoz de Primark ha aclarado que este es un hecho aislado y ha pedido a Gallagher ayuda para resolver el misterio. "Estaríamos muy agradecidos de que esta clienta nos enviase el vestido, así podríamos investigar cómo esa etiqueta acabó allí y si hay más problemas que debemos estudiar".

El escándalo de la etiqueta que pedía auxilio ha provocado que la firma publicase hoy mismo una declaración recordando que son miembros de la iniciativa de comercio justo (Ethical Trade Initiative) y han destacado que encuentran "muy extraño" que la historia salga a la luz ahora "teniendo en cuenta que el vestido se vendió hace más de un año y no se han dado más incidentes de este tipo con este modelo".

Con todo, la polémica trae a colación que la empresa estaba implicada en el fatídico accidente del Rana Plaza en Bangladesh el año pasado, cuando 1.129 trabajadores de Primark y otras firmas de moda fallecieron en el derrumbe de una fábrica. Un representante de la firma ha asegurado al Vogue británico que "Primark fue la primera firma del Reino Unido en firmar un acuerdo de seguridad en Bangladesh en colaboración con otras marcas para conseguir cambios sustanciales y a largo plazo en el país".

Receta: Pasta Alfredos



Si decimos salsa Alfredo, decimos fettuccine, pues tradicionalmente esta salsa se utiliza para acompañar ese tipo de pasta. De hecho, los Fettuccine Alfredo son una receta en sí misma. Sin embargo, eso no quiere decir que no podamos utilizarla para acompañar otras pastas (como las pastas rellenas) o, incluso, carne, pollo, mariscos o lo que se nos ocurra. ¡Queda fantástica con todo!

Ingredientes:



  • 3 cucharadas de mantequilla
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 dientes de ajo picados
  • 2 tazas de crema de leche espesa
  • 1/4 cucharadita de pimienta
  • 1/2 taza de queso parmesano rallado
  • 3/4 taza de queso mozzarella

Preparación:


En una cacerola, derrite la mantequilla con el aceite de oliva a fuego medio-bajo.

Añade el ajo, la crema de leche y la pimienta. Cocina a fuego lento y revuelve con frecuencia utilizando una cuchara de madera. Puedes poner un poco de sal si crees necesario.

Agrega el queso parmesano rallado. Sigue cocinando a fuego lento durante 8 a 10 minutos aproximadamente; verás que la salsa se pone espesa y de consistencia suave.

Ahora suma el queso mozzarella. Importante: Sigue revolviendo para que la salsa quede suave y no se queme en el fondo. Siempre usa el fuego bajo para que derrita y no se salga de control.

¡En unos 10 minutos debe estar lista para usar donde quieras!

¿Un tip? Puedes añadir espinaca picada, tocino y hongos para que quede aún mejor.

Información de iMujer El Gran Chef.

lunes, 23 de junio de 2014

La barba, otra vez de moda: es sinónimo de elegancia y estilo

Mucho más que un fenómeno metrosexual. Quienes eligen usarla gastan cada vez más en cuidados. Y hasta volvieron los barberos.

En Palermo. El estilista y barbero Fernando Elo, dueño de Salón Berlín, retocando la barba de un cliente./ BONETTO

No se trata de decir que ahora los hombres usan barba. Sería una ingenuidad plantearlo así. Lo que sí podemos pensar es que cambia lo que significa llevar hoy una barba tupida. Si en los ‘70 el estereotipo de los hombres con barba podía ligarse a la rebeldía, al hippismo o al rock, o si en los ‘90 la barba de tres o cuatro días era una forma de estar prolijamente desprolijo, las barbas actuales son sinónimo de estilo y sofisticación. Un ejemplo más de que el hombre elige su estética y no solo eso: es capaz de dedicarle tiempo y dinero a su cuidado personal. En este caso, hablamos de hombres que retoman la costumbre de ir a la barbería y que, por ejemplo, usan shampoo y aceites especiales para cuidarla.

Arquitectos, diseñadores, chefs, bartenders, fotógrafos, cineastas, pero también gerentes de empresas: puede trazarse un perfil bastante claro de quiénes son los que más la usan. Preguntarle a cada uno de ellos por qué se la dejaron deriva siempre en una respuesta sencilla, que podría resumirse en “Me gusta como me queda”. Pero los ciclos de las modas son mucho más complejos. Hay estudios que muestran la relación directa entre las barbas tupidas, los procesos de selección natural (como un refuerzo inconsciente de la masculinidad) y las crisis económicas (por ejemplo, la de los años 30 en Estados Unidos derivó en un uso masivo de la barba). Y muchas veces la decisión estética que se toma hoy se gestó un par de años antes en campañas publicitarias. “La barba siempre perteneció a un pequeño grupo de intelectuales o eruditos –explica Fabián Medina Flores, productor de modas–. Se instaló hace 3 años en las pasarelas, hace 2 años en las campañas gráficas, y ahora llegó a nosotros. Es un símbolo de los hombres con estilo”, dice Medina Flores, que emparenta esta moda con la vuelta a la sastrería y al uso de chalecos en la ropa más urbana y casual.

En Argentina, muchas peluquerías se convirtieron también en barberías, por clientes dispuestos a pagar casi lo mismo por un corte de pelo que por un corte de barba. “Atiendo cada vez más hombres, sobre todo de 30 o 40 años”, dice Fernando Elo, dueño del Salón Berlín y de una barba bien frondosa. El Salón Berlín nació hace casi 15 años en Palermo, y ahora es uno de los símbolos de esta reconversión: atiende solo hombres, tiene una barra para servir tragos a los clientes y muchos de ellos van solo para recortarse la barba. “No me gusta decir que son solo los ‘hipsters’ los que usan la barba. Me parece que esta moda excede eso”, dice Elo, que recomienda usar shampoo y crema de enjuague como cuidados básicos, pero también aceites y peines. “Es una moda que se fue imponiendo, una manera de llevar un estilo particular”, dice Elo. Por eso la frase inicial: decir que volvieron las barberías sería una manera incompleta de ver este fenómeno. Lo que pasa en el Salón Berlín sirve como ejemplo: objetos vintage, un pote enorme de Lord Cheseline, un barbero tatuado, una barra que despacha tragos, el tac tac insoportable de una mesa de ping-pong, jazz desde los parlantes y Matías –un arquitecto– echado en el sillón para emprolijar su barba.

Información de Clarin.com